miércoles, 21 de septiembre de 2011

FEYERABEND: EL IMPACTO DE UNA EPOCA

El anarquismo que propugna Feyerabend fue una necesidad, un reclamo de la época y de la cosmovisión del hombre. En su “Tratado contra el método”, Feyerabend distingue dos problemas fundamentales: ¿cuál es la estructura de la ciencia y cómo se construye?, y en segundo lugar, ¿cuál es su peso específico, comparado con el de otras tradiciones y cómo se juzgan sus aplicaciones sociales?
Según Feyerabend, la ciencia no presenta una estructura. Los científicos, al tratar de desarrollar un problema, pueden utilizar tanto un sistema como otro. Es indistinto un procedimiento u otro.
Novedosamente, Feyerabend se arriesga a afirmar que la ciencia se encuentra mucho más cerca de las artes y de las ciencias humanísticas de lo que se afirma en las teorías tradicionales del conocimiento. Por supuesto, esta última afirmación fue catalogada por lo menos de “aventurada”.
Tanto los problemas como los resultados, serán analizados políticamente. Menciona Feyerabend que en una democracia, por ejemplo, los resultados científicos serán evaluados por consejos de ciudadanos debidamente elegidos: no son así, los expertos, sino los comités democráticos quienes se constituyen en autoridad definitiva para todas las cuestiones de tipo científico.
No es “la verdad” quien decide, sino las opiniones de dicho comité. Dice Chalmers en “La teoría anarquista del conocimiento de Feyerabend” que para Feyerabend “la ciencia no es necesariamente superior a otros campos”.
¿Es esto acaso un regreso al temido ámbito de la metafísica que despreciaba el positivismo lógico? Quizás es un punto de vista más amplio aún, que involucra no sólo a la metafísica estrictamente hablando, sino también a la religión, al arte, y otras disciplinas que no necesariamente son consideradas “científicas” estrictamente hablando. Quizás, la diferencia, en este caso, está en agregar una categoría más dentro de la tradicional dicotomía “racionalidad” e “irracionalidad”. Sería importante añadir una categoría que yo llamaría “arracionalidad”. Yo la definiría como algo que no necesariamente es irracional, sino que abarca otros aspectos.
Desde este último punto de vista, y personalmente, me agrada el aspecto de Feyerabend de desmitificar a la ciencia, no la hace elitista. La democratiza.
Platón, en su obra “Teetetes o de la ciencia”, se desarrolla el diálogo entre Sócrates y Teetetes, en la que Sócrates cuestiona a Teetetes su preconcepto sobre lo que él considera ciencia. La noción de Feyerabend de ciencia se contrapone claramente a la noción que describe en este caso Sócrates:
“Teetetes: …la ciencia no se diferencia en nada de la sensación.
Sócrates: Esta definición que das de las ciencias, no es de despreciar; es la misma que ha dado Protágoras, aunque se haya expresado de otra manera. El hombre, dice, es la medida de todas las cosas, de la existencia de las que existen, y de la no existencia de los que no existen.”
Y más adelante, continúa diciendo Sócrates: “La ciencia no reside en las sensaciones sino en el razonamiento sobre las sensaciones, puesto que, según parece, sólo por el racionamiento se puede descubrir la ciencia y la verdad y es imposible conseguirlo por otro rumbo.”

LA NECESIDAD DE UNA COSMOVISION DISTINTA: “TODO SIRVE”

La pregunta que se impone, a mi criterio, es la de saber si ¿Feyerabend surge como producto de la necesidad de una época, o si Feyerabend comienza y genera la evolución a un pensamiento distinto?
A partir de la aparición de Feyerabend y de su pensamiento anarquista, han surgido distintos pensamientos relacionados, por ejemplo en la obra “Rizoma” de Gilles Deleuze y Félix Guattari se menciona en relación al libro que:
“Un libro no tiene objeto ni sujeto, está elaborado de materias distintamente formadas, de fechas y velocidades muy diferentes.” Y que “…el libro no es imagen del mundo, de acuerdo con una arraigada creencia. Hace rizoma con el mundo; hay evolución aparalela del libro y del mundo; el libro asegura la desterritorialización del mundo, pero el mundo opera una reterritorialización del libro que, a su vez, se desterritorializa en sí mismo en el mundo.”
“Resumamos los caracteres principales de un rizoma: a diferencia de los árboles o de sus raíces, el rizoma conecta un punto cualquiera con otro punto cualquiera, y cada uno de sus trazos no remite necesariamente a trazos de la misma naturaleza, pone en juego regímenes de signos muy diferentes e incluso estados de no-signos. El rizoma no se deja reducir ni a lo Uno ni a lo múltiple…”
Este pensamiento “rizomático”, me recuerda en cierta medida a la dialéctica hegeliana. Pareciera ser que en la descripción rizomática de la realidad hay una evolución o un salto sustancial al método de Hegel.
No nos quedamos con una explicación metódica que contrapone tesis y antítesis, sino que el método rizomático señala que no hay método, es la anarquía, es Feyerabend. Por ejemplo, se menciona también que:
“En ningún caso aspiramos al título de una ciencia. No sabemos más de cientificidad que de ideología, sino sólo de composiciones. No hay más que composiciones maquínicas de deseo, así como composiciones colectivas de enunciación.”
“…pero el libro anticultural todavía puede ser atravesado por una cultura demasiado pesada: sin embargo, hará de ella un uso activo de olvido y no de memoria, de subdesarrollo y no de progreso a desarrollar, de nomalismo y no de sedentarismo, de mapa y no de calco.” “…los cuadernos de cultura universitaria o de pseudocientificidad siguen siendo demasiado penosos o pesados…”
Señala Feyerabend en su obra “Tratado contra el método” que “el único principio que no inhibe el progreso es el de “todo sirve”. Este principio general involucra la posibilidad de dejar de lado los principios o reglas impuestos por los científicos y filósofos.
Se libera Feyerabend de un “lastre” importante: la tradición.

EL OLVIDO COMO MOTOR PROPULSOR DEL AVANCE CIENTIFICO

Éstas últimas palabras nos remiten a su vez a un pensador y filósofo cuya influencia fue notable: Friedrich Nietzsche, quien señaló en su obra “Segunda consideración intempestiva” que:
“…Es cierto que la ciencia ha sido impulsada con una rapidez impresionante durante las últimas décadas, pero contemplad a los erudito, contemplad a esas gallinas exhaustas. Estos eruditos distan mucho de ser naturalezas “armónicas”; sólo saben cacarear más que nunca, porque ponen huevos con mayor frecuencia: sin embargo, los huevos se han vuelto cada vez más pequeños (aunque los libros sean cada vez más voluminosos).”
En la obra precedentemente referida, Nietzsche señala que el olvido tiene una función fundamental, y consiste en la valentía de desprenderse de la pesada mochila de la tradición. Para avanzar, es necesario olvidar.
Feyerabend, en concordancia con este pensamiento, dirá que hay argumentaciones que impiden el desarrollo y evolución de la ciencia. Además, indica, los racionalistas más puros se encuentran obligados, en algún momento de su vida, a recurrir a la coerción y a la propaganda para poder convencer a sus contemporáneos sobre la necesidad de aplicar su argumentación.
Sin perjuicio de lo precedentemente expuesto, Feyerabend no pretende sustituir un conjunto de reglas por otro, sino que lo que realmente pretende, es advertir que todo debe ser incluido, ya que cada conjunto de reglas tiene sus propios límites, por más obvios que éstos sean.
Feyerabend, como buen anarquista que es, no pretende tampoco convencer a nadie sobre alguna creencia profunda, sino que simplemente señala que es muy fácil, desde un punto de vista racionalista, convencer a cualquier persona sobre algo. Entonces, lo que él va a señalar, es que cada individuo debe convertirse en un anarquista, para penetrar dentro del mundo racionalista y socavar sus bases.
Obviamente, los racionalistas se indignan ante estas afirmaciones de Feyerabend, y de hecho, se lo acusa de contradictorio, ya que recurre a racionalismo para convencer a sus detractores sobre sus argumentos. Respecto de esto último, señala Feyerabend en su autobiografía:

“…La mayoría de los críticos me acusaban de incoherencia: soy anarquista, decían, pero aun así, argumento. Esta objeción me dejó un tanto atónito. Una persona que se dirige a racionalistas puede argumentar sin duda con ellos. Esto no significa que él crea que los argumentos resuelven un problema, son ellos quienes lo creen. Así pues, si los argumentos son buenos (en sus términos), deben aceptar el resultado. Parecía que los racionalistas consideraban el razonamiento como un ritual sagrado que pierde su poder cuando es utilizado por un no creyente. –Dice A, pero obviamente se opone a A, y, por tanto, es incoherente-, exclamaban los críticos cuando formulaba una premisa que aceptaban para producir un resultado que no aceptaban.”

En cierta manera, aquí hay otra similitud con lo que en algún momento propuesto Nietzsche. Para Feyerabend es necesario combatir la uniformidad, ésta debilita a la ciencia. De la misma manera, Nietzsche sostuvo que es necesario combatir para progresar, para llegar al “super hombre” es necesario hacer la guerra.

EL PODER Y LAS INFLUENCIAS EXTERNAS

Para Michel Foucault el saber está sostenido por el poder. No hay saber sin poder. Esto no quiere decir que el saber es poder. Es más, no tiene sentido incluso preguntarse si una afirmación es verdadera o no, lo importante es que ese saber esté sostenido por el poder. Para que la afirmación sea considerada como verdadera, debe responder al imaginario social de una época histórica, o ser lo suficientemente creativo e innovador como para producir un cambio en ese imaginario social. Pero para que un saber se imponga, debe tener poder, debe estar sustentado por una fuerza.
En este caso Feyerabend, nos va a señalar que científicos como Galileo han recurrido al poder para sostener su teoría. Galileo recurrió a la propaganda y a sus convicciones personales. A la retórica y al poder de convencimiento, más que a pruebas científicas.
Feyerabend es sumamente crítico de la visión que existe de las Revoluciones Científicas que muestra a los científicos como héroes y rigurosos experimentadores. Simplemente, los científicos que han revolucionado la ciencia, han tomado todos los recursos posibles, incluso aquellos que serían catalogados de “metafísicos”.
Claramente, esta concepción de científico de Feyerabend le quita todo tinte de moralidad a los investigadores, en contraposición de lo que pensaba Popper.
Popper desafiaba al científico a poner siempre a prueba sus propias teorías y descubrimientos, el científico debe saber con rigurosidad científica si se encuentra en posesión de la verdad. Esto, para Feyerabend, resulta altamente relativo.

LAS DISCUSIONES CONTEMPORANEAS Y LAS DIFERENCIAS ENTRE LOS PENSADORES

A Popper le preocupó dividir ciencia de los pensamientos que pretenden ser ciencias. Por otra parte, a Lakatos le interesó el criterio de demarcación, pero en el sentido de la afectación que sufre cada ciencia por la presión política. ¿En qué medida se puede pensar a la ciencia como un espacio autónomo? ¿Cómo prevenir que el ámbito político incida sobre aspectos internos de la ciencia?
Para Popper la ciencia comienza con un problema, para Feyerabend no.
Existe una gran distancia entre el empirismo lógico y Lakatos. Lakatos desarrolló lo que él llamaría “Lógica dialéctica para las matemáticas”. A Lakatos no le interesa el empirismo, ya que él es matemático y su programa se centra en esto.
Si la distancia entre el empirismo lógico y Lakatos es enorme, entonces la distancia entre el empirismo lógico y Feyerabend es abismal.
Sin perjuicio de que Feyerabend tuvo una gran amistad con Lakatos, sus pensamientos eran diferentes. Lakatos fue un racionalista y Feyerabend un anarquista. Lakatos quiere desarrollar el pensamiento en forma interna, a diferencia del pensamiento de Kuhn de 1962, tratando de identificar en el cambio científico un patrón racional.
Para Kuhn, en su pensamiento posterior y final en 1969, que se vuelve un poco más racionalista, los problemas son linguisticos. Kuhn se protege de la crítica del irracionalismo y de ser acusado de relativista. En lugar de decir que ontológicamente el cambio de paradigma implica la existencia de otro mundo, dice que “se habla” de otro mundo o paradigma.
Feyerabend no toleró esta “conversión” o “adaptación” de Kuhn, ya que no se atrevió a romper con la tradición.
Desde mi modesto punto de vista, noto un paralelismo en los contemporáneos Lakatos y Feyerabend. En cierta manera, ambos serían los equivalentes a Platón y a Heráclito. Lakatos, es platónico en cuanto a que toma lo que él llamó la Lógica Dialéctica de “La República”. Esta estructura es lógica en cuanto a que existe la figura del maestro que orienta a su discípulo al descubrimiento de la verdad. Feyerabend, por su parte, podría decirse que es “heraclitista” (si es que se me permite inventar un término) respecto de su postura de vida. Feyerabend no tuvo nunca ningún inconveniente en ser racionalista, antiracionalista, relativista, etc. Todo cambia.

RELATIVISMO E INCONMENSURABILIDAD

La inconmensurabilidad es abordado en el año 1962 de dos maneras distintas, para Kuhn es la “no-relación” entre dos paradigmas. En Feyerabend la inconmensurabilidad es algo completamente diferente, está asociado a la idea de heurística (el estilo de Lakatos).
Feyerabend dice que la filosofía de la ciencia ha pecado de un empirismo ingenuo. Se opta por una teoría en virtud de una contrastación empírica. Esto significa que el contenido empírico define la evaluación de las teorías. Feyerabend dice que en realidad a veces la evaluación de teorías se define en relación a la contrastación empírica, pero el problema de la inconmensurabilidad es un problema que se da entre las teorías y no con la contrastación empírica. Aquí hay una similitud importante con Lakatos. La inconmensurabilidad me permite establecer un parámetro, al someter una teoría en contrastación, se pueden observar las distancias entre las teorías, a partir de allí se puede elegir una teoría.
Las teorías son juegos de lenguaje. Es necesario elegir en algunas situaciones entre dos o más teorías. Por lo tanto, propone el recurso de la inconmensurabilidad. Es un recurso intersubjetivo, no depende de las personas. La inconmensurabilidad es una herramienta que permite evaluar con que teorías se queda uno en virtud de los puntos de no contacto que tenga una teoría respecto a otra. Se elige desde un punto negativo.
Feyerabend además dice que el científico no elige la teoría en una relación aislada, necesita una suerte de compulsa o retórica. La evaluación en el científico comienza con la retórica. La ciencia es un mito, no es real. El científico necesita un argumento para convencer a otro sobre algo. No es algo racional. Si convenzo a otros, por ejemplo, accedo a una plataforma de publicaciones. Aquí es cuando Feyerabend aborda el aspecto subjetivo de las investigaciones científicas.
¿Cuál será el criterio para elegir entre dos teorías? Bueno… aquí es donde también interviene el aspecto subjetivo de cada persona. Por aseveraciones de este tipo, es que Feyerabend es catalogado de relativista. Si bien las críticas realizadas a su “Tratado contra el método” lo sumieron en una profunda depresión, posteriormente, a Feyerabend no le importó demasiado ser catalogado de relativista. Incluso, en su autobiografía, menciona que muchas veces se lo acusaba de decir “A”, cuando él en realidad nunca había dicho “A”. Sin perjuicio de ello, y en atención a la acusación, se proponía defender “A”, a pesar de nunca haberlo dicho. Además, señaló que su obra no son las Sagradas Escrituras, y por ello, no es una obra inmaculada. En este sentido, el libro de Feyerabend es un collage, según el mismo menciona. No pretende dar explicaciones universales y valederas para todos. Simplemente, es una propuesta y un análisis crítico respecto de la herencia filosófica tradicional.
Podemos volver nuevamente al concepto de “libro” que se menciona en “Rizoma”. El libro no es algo estanco, es algo dinámico.

ALGUNAS NOTAS A MODO DE CONCLUSION Y OPINION PERSONAL

Feyerabend sostiene que la ciencia no es racional. El método, es simplemente una construcción. Cada vez que alguien enfatiza que una ciencia es algo racional, se reproduce un mito, y el mito no se debe reproducir porque no existe. No hay que entender a la ciencia desde el método, sino desde el anarquismo metodológico. El anarquismo es la ausencia de reglas, en este caso, Feyerabend no dice que es la ausencia completa de normas, la única norma que tiene el anarquismo es el “vale todo”. El científico no opera como un sujeto procedimental que adhiere a reglas, el científico opera como un oportunista inescrupuloso, un pragmático.
Feyerabend menciona como ejemplo los Discursos de Galileo. Galileo toma todos los argumentos para convencer que no sirve la física aristotélica. En este caso se vale de todo Galileo, incluso intentar ridiculizar a “Simplicio”.
El “vale todo” es un rasgo de la ciencia en general, sea medieval o contemporánea. Así es como se comportan los humanos. La ciencia es mundana y está en pie de igualdad con todo, no hay diferencia entre un científico y un cura que intenta convencer a sus fieles en una iglesia.
“Vale todo” significa que vale la retórica, los datos, todo. Es así que la ciencia es entendida como un mito racional, ese es el gran problema que tiene la sociedad. Los mitos actuales son el marxismo, el capitalismo, la física cuántica, etc. si la filosofía puede aportar en algo, debe hacer una actividad crítica. El enfoque debe ser más naturalista, más cercano a la práctica.
La indignación de Feyerabend respecto de Kuhn, es que éste último sigue reproduciendo el mito cuando postula la idea de “ciencia normal”. Para Feyerabend la visión kuhneana de la ciencia garantiza que no haya libertad, se vuelve a racionalizar la ciencia y se subordina al científico como esclavo. Se lo restringe en su manera de actuar y de pensar.
Es fácil criticar a Feyerabend, es difícil deshacerse de la pesada mochila que por siglos ha llevado la humanidad. Pero el aspecto positivo de este pensador, es el de atreverse a criticar y analizar. Si bien no es sistemático, y poco se ha preocupado por serlo, su pensamiento atraviesa a toda una cosmovisión de época.
La crítica es cultural, no es una crítica a la ciencia, sino a la sociedad. Pasamos aquí a una concepción de ciencia como saber común y corriente, equivalente a cualquier otro.
Tanto en el arte como en la ciencia hay expresión subjetiva y no objetiva. La idea de anarquismo metodológico se opone a la metodología, el “vale todo” se opone al monismo clásico. Las teorías se vuelven fuertes en cuanto aparecen otras teorías con las cuales puede dialogar.
La innovación es fuerte, si bien Kuhn abre el juego, se insiste con el marco teórico en el nuevo paradigma, Feyerabend rompe con toda la tradición. Es más rica la teoría, cuando más teorías existan para tratar de explicar lo mismo.
La ciencia no tiene una epistemología, tiene varias. Esto significa desarrollar distintas filosofías. El conocimiento se va fragmentando y atomizando, actualmente se estudia por ejemplo: la filosofía de la mente, la filosofía de la matemática, la filosofía de la física quántica, etc. la filosofía ya no analiza hectáreas del conocimiento, sino regiones muy particulares y puntuales.
La filosofía no es libre, hay que hacerla libre, se necesita de un régimen democrático genuino. Se necesita de un Estado que no dicte los objetivos de la ciencia moderna.
Personalmente, y como ya lo he mencionado anteriormente, me agrada el aspecto de Feyerabend de intentar mundanizar a la ciencia, la hace más humana. La ciencia no es “el saber” por excelencia. Es un aspecto más, de tantos que hacen a la vida humana, por lo tanto, ese saber debe estar al servicio del hombre.
La ciencia debe favorecer al desarrollo de la esencia humana. Son muchos los problemas que aquejan al hombre, más allá de lo físico. La angustia, la crisis existencial, el dolor, la pena, en fin… problemas plenamente humanos. Estos problemas pueden ser agravados por la despersonalización del hombre, la masificación, la tecnificación… o bien pueden ser abordados en forma correcta para aliviar los dilemas existenciales humanos.
Si bien en la actualidad existe una compleja realidad social, la tecnología debe estar al servicio del ser humano, y no el ser humano al servicio de la tecnología. Deben ser herramientas que favorezcan el desarrollo de las potencialidades humanas.
Para muchos, el sentimiento desagradable de la pérdida del hombre en la maraña tecnológica es algo que ya ha sucedido.


BIBLIOGRAFIA
“SEGUNDA CONSIDERACION INTEMPESTIVA”, Friedrich NietzscheLibros del Zorzal, 2006, Buenos Aires, Argentina.
“RIZOMA”, Gilles Deleuze – Félix Guattari, Ediciones Coyoacán, 2001, México.
“LA CIENCIA Y EL IMAGINARIO SOCIAL”, Esther Díaz (editora), Editorial Biblos, 1998, Buenos Aires, Argentina.
“MATANDO EL TIEMPO”, Paul Feyerabend, Edit. Tecnos, 1986, Madrid.
“¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?”, de Alan F. Chalmers.
“TRATADO CONTRA EL MÉTODO”, Paul Feyerabend, Debate Edición, 1995.
Apuntes.